-Ma, tengo frío.
-Cerrate más la campera -responde Johana Ustares, de 25 años, a su hijo Kevin, que tiene medias cortas y una campera que le queda grande, y deja entrar las ráfagas invernales.
Están sentados en el piso de la puerta del supermercado Disco en la calle Peña (entre Sánchez de Bustamante y Billinghurst), en Recoleta. Todos los días, de 19 a 21.30, Johana se instala en ese punto con algunos de sus hijos -hoy está con Kevin (5), Román (2) y Liam (1)- para pedir algo para comer.
Esta es una de las realidades de las familias que viven en la calle, y que se recrudecen cuando llega el invierno con sus bajas temperaturas.
Mientras el gobierno porteño reconoció un incremento del 20% en el número de personas en esta situación, alcanzando los 1067, un censo popular realizado por organizaciones sociales afirma que, al menos, son 4394.
«Esta temporada estamos viendo más rotación de gente y muchas caras nuevas. Los estamos conociendo para saber en dónde están viviendo y cómo los podemos ayudar. «, dice Racu Sandoval de la Red Solidaria.
Es a través del programa Buenos Aires Presente (BAP) y la línea 108 que el gobierno brinda asistencia social inmediata a las personas que se encuentren en situación de calle.
«El gobierno porteño aún no ha encontrado soluciones estructurales para estas situaciones familiares complejas. Hacen malabares en la calle, son trapitos, piden comida en las puertas de los supermercados o las iglesias, y algunos terminan robando porque la yunta los lleva a eso. Los adultos mayores son más propensos a consumir alcohol y los menores de 30, a abusar de las drogas», dice Jorge Vega, presidente de Lumen Cor.
Respuestas que no alcanzan
Vega acompaña a Johana y a su familia en su tránsito por la calle. Los conoce, los ayuda, los asesora. La historia de Johana es sólo una de las tantas que muestra que la complejidad a atacar es tan grande, que las respuestas del Estado y de las organizaciones sociales calman, pero no alcanzan.
Johana tuvo un papá maltratador y alcohólico. A los 18 años ya estaba en la calle. Ella tuvo serios problemas de adicciones. No cobra la AUH y dos de los padres de sus hijos están presos. «Hace 7 meses estábamos viviendo en Pilar, entraron en la casa y nos robaron todo. Yo lo que necesito es un lugar para vivir», dice Johana, que tiene sólo la primaria completa.
Su mamá, Lucía Gutiérrez, también vivió gran parte de su vida en la calle y con la ayuda de Lumen Cor consiguió un subsidio habitacional con el que alquila una pieza en la que, como pueden, se van rotando para dormir 4 de sus hijos y 6 de sus nietos. Esta semana, por motivos que desconoce, se lo interrumpieron.
«Desde los 13 años siempre vine a pedir a la Capital. Iba a la parroquia Loreto, me daban ropa y pedía mercadería en los supermercado», cuenta Lucía, que se ocupa con uñas y dientes de sus hijos y nietos, e intenta -muchas veces sin suerte- alejarlos de los monstruos de la calle como la droga, la violencia y la prostitución.
«En la calle se arman grupos y nos cuidamos entre nosotros. Mis hijos se bañan en mi casa, pero no podemos dormir todos ahí, no entramos», dice, con resignación, esta mujer que cobra la asignación por madre de 7 hijos, que ronda los $ 3000.
La familia se las arregla cuidando y lavando coches, haciendo malabares o pidiendo mercadería en las puertas de los supermercados o locales de comidas rápidas. «Johana ya está tan acostumbrada a dormir en la calle que no quiere salir. A mi hija Jésica la tuve que ir a sacar de la villa porque se estaba prostituyendo para comprar drogas», cuenta desesperada.
Vega rescata la solidaridad de la gente y los esfuerzos de las organizaciones sociales por contener y brindar nuevas oportunidades. «Están bastante contenidos en sus necesidades básicas. Cuando los chicos empezaron el colegio, nosotros les conseguimos los útiles. Si no fuera por esos apoyos que los contienen con escarbadientes, se vendrían para abajo», agrega.
Tener vínculos sanos
Hace 4 años que Marcela Souza forma parte de las Recorridas del Frío de la Fundación Si -son grupos de voluntarios que todas las noches del año comparten una sopa caliente, galletitas y contienen a personas en situación de calle- y ahí encontró su lugar.
«Llegué buscando conocer otras realidades y el primer desafío fue estar siempre disponible para otros, incluso en situaciones diferentes a las que uno está acostumbrado», dice esta psicóloga de 29 años, para quien la principal necesidad de estas personas en contextos vulnerables, es poder tener vínculos sanos.
«A veces lo que valoran es que los escuches, que les des un abrazo. Ellos atraviesan problemáticas muy complejas. Por eso siempre decimos que la sopa es una excusa y se apuesta al vínculo», explica.
Hoy, Souza va puntualmente a hacer recorridas cuando los voluntarios detectan alguna necesidad particular. También va todos los sábados a la sede de la fundación (Carranza 1962, Palermo) para trabajar en la búsqueda laboral de estas personas.
«El mito que más se escucha es el miedo hacia estas personas o la inseguridad que generan, que se derriba automáticamente cuando uno puede acercarse desde otro lugar. Esta experiencia representa un crecimiento personal muy importante para mí, esto de poder generar una transformación y que siempre es en equipo», cuenta Souza.
Una excusa para el encuentro
Carmen Figueredo llega a las 20 a la Plaza de Mayo con cuatro de sus ocho hijos, después de ir al teatro a ver a Adriana, como parte de las actividades de Frío Cero, programa impulsado por la Red Solidaria y otras organizaciones sociales que buscan asistir a persona en situación de calle.
Vive en una casilla en Merlo, junto a su marido y sus ocho hijos. Desde hace un año, de lunes a viernes, se acerca a las cenas de Frío Cero para poder tener un plato de comida caliente.
«No estoy en situación de calle, pero sí tengo necesidades. Acá me ayudan un montón con los medicamentos de mi marido que tiene problemas de corazón. Él no puede trabajar y la que rema soy yo. También me dan zapatillas, ropa y mercadería. Es muy lindo venir de lejos y encontrar un lugar en el que te sientas cómoda y querida por todos. La necesidad más importante para mí es poder construir mi casa. Tengo una casillita que se está cayendo a pedazos», dice Carmen, con angustia en los ojos.
Es viernes. El menú del día es sopa de calabaza y fideos con estofado. Son cerca de 250 las personas en situación de calle que se empiezan a sentar a las mesas, que se despliegan en el costado de la plaza.
Bajo el paraguas de la Red Solidaria, varias organizaciones unieron sus fuerzas para formar Frío Cero e instalaron una oficina en común en la calle junto a la Catedral de Plaza de Mayo, desde la cual centralizan el trabajo de los voluntarios.
Las cenas surgieron en 2013, y ya fueron acompañadas por los recitales de artistas como el Chaqueño Palavecino, Tan Biónica, Elena Roger y La Franela, entre otros.
«Las personas en situación de calle son las que nos preocupan, porque son las que más sufren las bajas temperaturas en las principales ciudades del país. Los voluntarios pueden acercarse a la oficina que está en Plaza de Mayo o sumarse a los recorridos nocturnos para llevar las comidas y donaciones», dice Racu Sandoval, de la Red Solidaria.
Para ellos, la comida es una excusa para entablar una relación con la gente. «Siempre buscamos fomentar una solidaridad horizontal. No es que uno viene a servir y a dar lo que tiene, sino que viene a compartir la mesa. El encuentro es la mejor palabra que lo define», concluye Sandoval.
Contagiar las ganas de ayudar
- Gustavo Costantino tiene una empresa de equipamiento para fiestas. Empezó a ayudar con Frío Cero prestando las mesas y las sillas para las cenas. Al ver a otros voluntarios cocinando sintió la necesidad de comprometerse él también de esa manera. «Fui a nuestro depósito, le conté a los chicos que trabajan con nosotros la idea de hacernos cargo de la cocina un día y les gustó. Y acá estamos hoy. Lo lindo fue ver que muchos otros amigos y conocidos se sumaron a ayudar con mercadería», dice Costantino, mientras sus empleados tiran los fideos en las ollas.
- Muchas son de barrios humildes y han pasado situaciones de extrema necesidad. Empatizar con la vulnerabilidad de las personas en situación de calle, les dio una motivación extra para colaborar. «Están muy entusiasmados. Quisieron traer vajilla para que pudieran comer en platos dignos y no de plástico. Ojalá esto sea contagioso. Si yo lo puedo hacer, lo puede hacer cualquiera. Es dedicarle un tiempito nomás», agrega.
Cómo se puede ayudar
Opciones para donar o sumarse como voluntario
Organizaciones
Red Solidaria
Bajo el paraguas de la Red Solidaria son varias las organizaciones que forman parte de Frío Cero que cuenta con una oficina en la calle junto a la Catedral de Plaza de Mayo que abre de lunes a viernes, de 19 a 21.30. Las personas se pueden acercar a donar comida (fideos, arroz, sopas instantáneas y salsa de tomate) y ropa de abrigo (buzos, camperas, pantalones largos, medias y gorros). Otra manera de colaborar es tejiendo cuadraditos de 20 x 20 cm con los que luego se arman frazadas.
Contacto: hola@redsolidaria.org.ar
Caminos Solidarios
Mariela Fumarola es la fundadora de este grupo integrado por voluntarios de todas las edades, que todos los martes y domingos recorren grupalmente las calles de la Capital Federal, acercándoles a quienes duermen en sus veredas comida, bebidas, ropa y calzado. Pero principalmente, los acompañan y les dan la posibilidad de compartir sus problemas con alguien.
Contacto:https://www.facebook.com/CaminosSolidariosArgentina/
Fundación SI
Las recorridas nocturnas surgen en el 2009 por iniciativa de tres voluntarios. Describen su trabajo como «artesanal y de persona a persona». Hoy se realizan todos los días del año y son cientos de voluntarios los que diariamente recorren las calles con alimento caliente y abrigo para acompañar a quienes duermen a la intemperie. Ya funcionan en Buenos Aires, zona norte, oeste y sur del Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Salta, Resistencia, Tucumán, Mar del Plata y Jujuy.
Contacto:recorridas@fundacionsi.org.ar , www.fundacionsi.org.ar
Tu cuadradito abriga
Esta iniciativa impulsada por la organización 1 Minuto de Vos consiste en tejer individualmente, con distintos materiales y colores, cuadraditos de 20 centímetros por lado para acercarlos luego a los puntos de recepción a fin de que al unirse sean frazadas.
Contacto:https://www.facebook.com/tucuadraditoabriga/
Lumen Cor
La Fundación Lumen Cor creó una red de profesionales a la que llaman la Red del Posadero que funciona en las parroquias porteñas. Son equipos multidisciplinarios de voluntarios profesionales de las áreas de la salud, el trabajo social y la abogacía, entre otras, que hacen un seguimiento permanente de las dificultades de estas personas en estado de vulnerabilidad social.
Contacto: posaderos@lumencor.com.arwww.lumencor.com.ar
Tejedoras solidarias
Las tejedoras solidarias de AMIA arman frazadas para luego donar a diferentes organizaciones sociales. Los interesados en colaborar pueden acercarse a tejer con ellas o llevarles prendas ya tejidas, agujas u ovillos de lana a Uriburu 650, 1º piso, de lunes a viernes, de 10 a 17 horas.
Contacto: (011) 4959-8815/17
Hogares
Hogar Albisetti
Pertenece a la parroquia del Socorro y funciona en las calles Suipacha y Juncal, en la ciudad de Buenos Aires. Con capacidad para 22 hombres, el hogar está siempre ocupado. Funciona de 18.30 a 6.30: es un hogar de tránsito nocturno que les brinda merienda, cena y desayuno, una cama limpia, una ducha, la posibilidad de lavar su ropa.
Contacto: (011) 4393-1423/4079 int. 110
El Refugio de María
Ubicado en la ciudad autónoma de Buenos Aires, recibe y contiene a mujeres solas, mayores de edad, que se hallan en situación de calle o extrema pobreza. Los días martes, miércoles y jueves ofrece servicio de duchas, lavadero, ropería, merienda, cena y talleres.
Contacto:refugiodemaria.ba@manosabiertas.org.ar
Hogar San Francisco de Asís
En Parque Patricios, brinda refugio y esperanza a personas en situación de calle. Allí viven más de 60 hombres de entre 21 y 60 años. Quienes llegan, no tienen casa, sino problemas de salud y, muchas veces, de adicciones.
Contacto: (011) 4911-5743
Hogar Cura Brochero
En Vicente López, asiste y acompaña a personas adultas en situación de calle o estado de abandono para lograr, juntos, la recuperación de su dignidad. Brindar comida, servicios de duchas y un servicio de ropero para más de 70 personas. También brindan talleres para aprender a reciclar muebles.
Contacto: (011) 4795-5109
Fuente: lanacion.com.ar